Japón se ha visto obligado a optar por el mal menor. Tepco, la compañía propietaria de la central nuclear de Fukushima, comenzó ayer a verter 11.500 toneladas de agua "ligeramente" radiactiva al mar.
Para liberar espacio en el que almacenar otra mucho más contaminante.
El portavoz del Gobierno, confirmó los planes y los calificó de única opción posible. El agua liberada tiene una radiactividad 100 veces superior al límite legal.
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